Convertirte en un locutor radiofónico de éxito puede ser una tarea ardua. Te explicamos en profundidad los pasos que debes seguir para hacerlo
Los sueños no se cumplen solos. Aunque hay sueños que pueden estar sometidos a los arbitrarios designios del azar, como por ejemplo, ganar un premio gordo en la lotería, otros requieren de un gran esfuerzo para poder materializarse. Y, por supuesto, también de un elevado componente de suerte en muchas ocasiones. Uno de esos terrenos en los que fortuna y disciplina son fácilmente confundidos es el gremio de los locutores.
El acceso a este gremio puede realizarse a través de varias vías. En cualquier caso, antes de explorar cada una de ellas, cabe recordar a los lectores que una buena formación resulta indispensable para poder optar a este puesto de trabajo, ya sea a través de un título de grado como Periodismo o las antiguas carreras adscritas al nombre genérico de Ciencias de la Comunicación, que hoy en día podría ser Comunicación Audiovisual. Aunque actualmente también es posible iniciarse en el gremio con formación profesional de grado medio o incluso mediante la superación de cursos especializados en un determinado ámbito relacionado con la locución.
El cuidado de la voz
Ahora bien, es muy necesario que antes de acceder a estos cursos se trabajen algunos ámbitos relacionados con la voz. Estos pueden ser la dicción o la correcta verbalización de palabras; la entonación, para evitar la sensación de los tonos monocordes, y un largo etcétera de pequeñas parcelas de trabajo que se tratarán en cualquier curso de formación. Además, no solo el Periodismo abre la puerta al mundo de la radio, sino también el doblaje. Los actores de doblaje se forman también en la locución de publicidad y audiolibros. Es posible acceder al sector con una formación de corte más artístico relacionada con la interpretación.
No obstante, es necesario tener muchas cosas en cuenta antes de adentrarse en este pequeño mundillo. Y es que la voz debe cuidarse casi tanto como cuidamos nuestro cuerpo a la hora de hacer deporte. Al fin y al cabo, es nuestra herramienta de trabajo y una congestión nasal puede dar al traste con esa llamada que llevábamos meses esperando.
Cuidarla pasa por hacer gárgaras con agua tibia un par de veces al día. Además de evitar sustancias irritantes como el café o el alcohol, por tomar una cucharada de miel antes del desayuno o por evitar salir de fiesta el día antes del trabajo.
