Los números de autónomos siguen hundiéndose en 60.000 personas, los trabajadores por cuenta propia siguen desapareciendo en España
En el tercer trimestre del año, la Encuesta de Población Activa (EPA) ha arrojado datos reveladores sobre la situación laboral en España. Aunque hay algunas luces en el panorama, predominan las sombras que plantean desafíos significativos para la economía y la sociedad española. Uno de los aspectos más llamativos es la tendencia al alza del empleo público, mientras que el número de trabajadores autónomos continúa disminuyendo.
Entre los meses de julio y septiembre, España ha experimentado un récord en el número de funcionarios, superando la marca de los tres millones de empleados del sector público. Este aumento contrasta con la situación de los autónomos, cuya cifra ha disminuido a 3.13 millones. Si bien estos números pueden no parecer alarmantes por separado, tienen implicaciones significativas en la economía y las finanzas públicas del país.
El crecimiento del empleo público conlleva un mayor gasto estatal, ya que los funcionarios reciben salarios y beneficios respaldados por los recursos del Estado. Esta situación se agrava con la subida de las cotizaciones sociales, lo que representa una presión adicional sobre las arcas públicas. Este escenario genera inquietud, ya que la inversión en el sector público es necesaria para el funcionamiento adecuado de la sociedad, pero su desmesurado crecimiento puede plantear desafíos financieros a largo plazo.
Consecuencias
La disminución de trabajadores autónomos plantea problemas en el ámbito del emprendimiento y la iniciativa privada en España. Montar un negocio propio se ha convertido en una aventura arriesgada debido a las dificultades económicas y administrativas que enfrentan los autónomos. El aumento de los precios de los productos y servicios también contribuye a que las personas sean reacias a lanzarse al mundo empresarial. Junto con el gran número de cotizaciones y gastos a los que se enfrentan los trabajadores de cuenta propia está provocando estas alarmantes cifras.
La preferencia por el empleo público radica en la seguridad que ofrece, ya que proporciona estabilidad laboral y una perspectiva de empleo a largo plazo hasta la jubilación. Esta tendencia de los españoles hacia el empleo público plantea un dilema para el Estado, ya que, si bien brinda seguridad a los ciudadanos, aumenta los desafíos financieros y puede dificultar la inversión en otros sectores clave de la economía.
Con los datos de este tercer trimestre se revela una doble situación laboral en España, con un crecimiento del empleo público y una disminución de trabajadores autónomos. Esta tendencia presenta desafíos tanto en términos de gasto estatal como en la promoción del emprendimiento en el país.
